El día de ayer a través de Facebook, desde la Fundación Alzheimer Venezuela, se reprodujo un artículo que publicó la prensa nacional, respecto al Alzheimer en el país, bajo el título "El boliviano confunde el inicio del Alzheimer con la chochera", desde luego mucho habrá que comentar sobre el uso de ciertos adjetivos en nuestros países y sobre todo los americanismos o las acepciones que hemos ido construyendo a lo largo de nuestro desarrollo lingüístico y cultural en Iberoamérica.
Seguramente, para muchos el utilizar abiertamente un término común en su medio pero en otro contexto, habrá traído consigo –e inocentemente- más allá de una sonroja, puesto que el significante podía ser diametralmente opuesto al que se acostumbra utilizar; razón suficiente para que vayamos buscando eufemismos. Esto casi siempre comentamos en nuestras charlas y anecdotarios de nuestros viajes.
Entonces, a lo largo del tiempo hemos construido desde las palabras interdictas o vocablos condenados hasta aquellos que si pueden estar en escena o los otros que se recitan detrás de bambalinas u “obscenidades”.
La “chochera, chochez” u otros términos afines, desde luego, que no escapan a esos significados y significantes, en la generalidad hay una analogía a la pérdida de las capacidades y facultades producto del pasar al umbral del adulto mayor, en otros “extremar el cariño y afición a personas o cosas, a punto de conducirse como quien chochea” (Diccionario de la Lengua Española), o “estar locamente enamorado (…) en el Larousse.
Comunicacionalmente las campañas dirigidas, haciendo uso de estos términos propios de nuestras culturas, tendrán mayores niveles de adscripción por sus características apelativas y empáticas; seguramente la Asociación Alzheimer Bolivia – AAB, en alguna de sus campañas de detección precoz de demencias no dudará en encabezar una bajo el rótulo “¿Será que tu mamá está únicamente chocha?”, el Alzheimer no es parte natural del envejecimiento, sino es una enfermedad… ¡Infórmate!
En todo caso, “estamos chochos de contento” porque nuestro interés de visibilizarnos se está cumpliendo, por un lado como un país con una Asociación de Alzheimer legamente establecida que ya es parte de las familias similares de la comunidad internacional, y por otro que hemos dado un paso más a través de una Ley de la República para que el Alzheimer sea considerado como una política pública.
Seguramente, para muchos el utilizar abiertamente un término común en su medio pero en otro contexto, habrá traído consigo –e inocentemente- más allá de una sonroja, puesto que el significante podía ser diametralmente opuesto al que se acostumbra utilizar; razón suficiente para que vayamos buscando eufemismos. Esto casi siempre comentamos en nuestras charlas y anecdotarios de nuestros viajes.
Entonces, a lo largo del tiempo hemos construido desde las palabras interdictas o vocablos condenados hasta aquellos que si pueden estar en escena o los otros que se recitan detrás de bambalinas u “obscenidades”.
La “chochera, chochez” u otros términos afines, desde luego, que no escapan a esos significados y significantes, en la generalidad hay una analogía a la pérdida de las capacidades y facultades producto del pasar al umbral del adulto mayor, en otros “extremar el cariño y afición a personas o cosas, a punto de conducirse como quien chochea” (Diccionario de la Lengua Española), o “estar locamente enamorado (…) en el Larousse.
Comunicacionalmente las campañas dirigidas, haciendo uso de estos términos propios de nuestras culturas, tendrán mayores niveles de adscripción por sus características apelativas y empáticas; seguramente la Asociación Alzheimer Bolivia – AAB, en alguna de sus campañas de detección precoz de demencias no dudará en encabezar una bajo el rótulo “¿Será que tu mamá está únicamente chocha?”, el Alzheimer no es parte natural del envejecimiento, sino es una enfermedad… ¡Infórmate!
En todo caso, “estamos chochos de contento” porque nuestro interés de visibilizarnos se está cumpliendo, por un lado como un país con una Asociación de Alzheimer legamente establecida que ya es parte de las familias similares de la comunidad internacional, y por otro que hemos dado un paso más a través de una Ley de la República para que el Alzheimer sea considerado como una política pública.